Buscando nocturnos de Chopin en una calurosa noche de verano, el azar algoritmo de los vídeos relacionados en YouTube me llevó a esta joya:
Nada descubriré a los asiduos de las composiciones del romanticismo sobre un profesional que de niño creía que lo normal era tener un piano en casa, o de quien en su madurez considera que para tocar una pieza hay que morir por ella, pero profundizando en su discografía (études de Chopin, The Liszt Recordings…) se ha convertido en mi pianista favorito.
A medida que pasa el tiempo crecen mis ganas por verle en directo y habría ido ya a un concierto de no ser porque, por un lado, parece bastante ajeno a gestionar su presencia en internet; y por otro, comprar una entrada suya es todo un acto de fe.
Desde aquella noche estoy alerta a las actualizaciones sobre este intérprete y, justo hace unos meses, me sorprendió una noticia de esas que llenan tantos medios impresos como digitales: durante un concierto en Ruhr, Krystian Zimerman interrumpió su actuación.
Como explica el enlace anterior, no es ninguna sorpresa en él, incluso parece ser habitual entre pianistas célebres. Pero esta vez no fue debido a su desacuerdo con la política del estado en el que se encontraba, sino que se levantó del piano… para recriminar a un asistente que grababa el concierto con su smartphone. Este suceso derivó en conversaciones en base a dos temas:
- Por un lado, diversos medios aprovecharon para difundir sus soflamas sobre internet, derechos de autor e industria musical, discurso que además de anticuado y rebatido, no creo que fuera la principal preocupación de Zimerman.
- Por el otro, el actual debate sobre el uso de gadgets en según qué contexto. Gracias a los smartphones (otrora a las cámaras compactas), todo el mundo puede tomar fácilmente imágenes o vídeos de un concierto. Respetando el campo de visión de los demás asistentes es algo genial. Sin embargo, a aquellos a los que la comodidad de las demás personas que disfrutan del directo no les importa, no me queda más remedio que dedicarles este artículo: Ojalá no estuvieras aquí.
Sobre este último punto, quién sabe, si se avanza en el campo de los gadgets puede que este debate pierda un poco de importancia con dispositivos como Google Glass. En cualquier caso cada uno se ocupará de interpretar su papel como espectador. ¿Cuál es el tuyo?
Bonus track – A la caza del sample
Como buen melómano de gusto ecléctico, añado a este post algo curioso: escuchando la versión de Zimerman sobre una pieza de Liszt, cacé uno de los samples de un tema de rap que escuchaba de adolescente. Podéis comprobarlo a partir del minuto 12 y 27 segundos (aunque recomiendo disfrutar de la pieza entera).
11 respuestas a «Krystian Zimerman y el papel del espectador»
Es un tema complicado éste para cualquier aficionado a la música. ¿Qué se supone que debo hacer en un concierto? ¿Oir música? ¿Disfrutar el momento comentando algo con mis acompañantes? ¿Mirar al músico con mis ojos? ¿Mirarlo a través de la pantalla TFT de 4 pulgadas de mi cámara de fotos o mi teléfono?
Entiendo el respeto al artista, y que en ocasiones la gente que habla molesta más que otra cosa. Pero la solemnidad de la que se quieren envolver muchos músicos actuales (sobre todo de pop-rock, y derivados) me provoca un cierto rechazo.
En el caso de una fotografía/grabación personal, sin embargo, en la que mi cámara no corta la visión a los demás, en la que no hay ruido que moleste a quienes me rodean, y en la que el artista no ve entorpecida su labor ni menguada la calidad de su trabajo… me parece una falta enorme de mano izquierda por parte de los músicos, ¿por qué no van a dejar que alguien se lleve un recuerdo de ese concierto?
No sé… quizá tengas razón y las interfaces pasivas como las de Google Glass solventen este problema tan sólo porque ya no se llame la atención. (Preveo carrera armamentística: los teatros y salas irradiando el lugar con longitudes de onda no visible pero que interfieran en lo que recogen los sensores de las cámaras, y las cámaras incorporando filtros con transformadas de Fourier para limpiar…)
😀
Comentario escribo a vuelatecla, no descarto venir luego por más. Voy a todos los conciertos que puedo y es un tema recurrente el de cómo lidiar con las cámaras, con el ruido, y con algunos músicos 🙂
A vuelatecla has escrito un excelso apunte al respecto 🙂
Para nada respaldo la actitud de Zimerman con el espectador, qué decir de otros músicos que prohíben directamente el uso de gadgets como ejemplifica el post de Diego Manrique que he enlazado o la entrada de Antonello al respecto.
Como dices, es un tema complicado, que además depende del ambiente del concierto. A mí, además de asustarme la probable adopción y uso de ese armamento que nombras, también me resulta extraño estar rodeado de personas que prefieren su TFT a sus propios ojos para captar el momento. Y sin embargo, ¡cómo me gusta pasarme por YouTube en los días siguientes al concierto, para ver si alguien grabó algo desde diferentes puntos de vista al mío!
Totalmente de acuerdo en que me acojona la cantidad de personas que están en un concierto y literalmente lo ven a través del móvil… Yo soy de los que en el concierto apenas toma una foto o dos y guardo el cacharro, no soy (para nada) de los que graban todo o toman muchas fotos. Y es cierto que muchas veces la abundancia de brazos sosteniendo cámaras es una molestia (como señala Querolus), pero como siempre hago de abogado del diablo cuando se trata de cohibir a la gente… pues intento pensar que más que intentar criminalizar al que tira una foto (cuando paras el concierto para echarle un chorreo a alguien, el objetivo es ése), se trata de que las personas hagan un uso prudente de la herramienta. Pero claro, la realidad está más cerca de ser «la tragedia de los comunes» que ese idílico Edén en el que todos, cívicamente, hacemos un uso mínimo/comedido de las cámaras dentro de un concierto.
[…] David García-Navas y el rol del espectador en un concierto. […]
Justo hace unos pocos días escribí al respecto pero desde la perspectiva del fan… Para mí la asistencia a un concierto no es una cuestión de música. No sólo. Para mí es un ritual (y así lo es/era para la mayoría de los «fans»). Es la comunión entre música, espectáculo y sentimientos con personas que, al menos, comparten esa pasión contigo. Si el 75% de la gente del estadio (ver primer video del post) está haciendo el idiota con su móvil en el momento álgido de un concierto para fans, el concierto se convierte en una caca de la vaca sin pasión, sin entrega, sin chicha.
Obviamente es una visión muy personal, pero a mi, el cariz que ha tomado la asistencia a conciertos, la falta de entrega y la incapacidad de separarse de las máquinas para vivir me parecen un paso atrás en la evolución.
Muchas gracias por tu comentario, comparto tu opinión en gran parte. Los vídeos que muestras en tu entrada son ejemplos perfectos de cómo el papel del espectador se reduce a la pantalla de su dispositivo.
Cada uno es libre de hacer lo que quiera respetando la libertad del prójimo, y como bien comenta Jose, establecer un comportamiento «bueno» es también triste, pero desde luego en ese ejemplo que muestras de Muse en 2013 falta ese sentimiento de comunión con los que te rodean, con la música y con el intérprete.
Quisiera abordar un tema diferente: lo que más me sorprende es que algunos consideren a Krystian Zimerman como uno de los mejores pianistas vivos. Honestamente, su repertorio es demasiado acotado como para tener esa consideración. Si bien su técnica es tanto refinada como austera, para mí hace falta algo más… como ser, tocar las partitas de Bach o la integral de las sonatas de Mozart y/o Beethoven. En este momento también se me vendría a la mente un recital que supere la hora de Ravel, o bien las Variaciones Goldberg del ya nombrado Bach. Hace falta apilar más partituras (talento de por medio) para ganar el mote de los más grandes. Un saludo.
¡Muchas gracias por tu comentario, Fernando! Ni mucho menos soy entendido en grandes pianistas vivos, es solo que venía al caso para el tema a abordar y en concreto esas piezas de Schubert no he encontrado ningún otro que las toque igual 🙂
¿Podrías recomendar algún o alguna pianista de tu valoración para tenerlo en cuenta?
¡Saludos!
Para las sonatas e impromptus de Schubert te recomiendo al ya jubilado Alfred Brendel, que por cierto es también un excepcional intérprete de Haydn. Otro ejecutante excelente de Schubert es Radu Lupu, que puede resultar un tanto clínico en su sonoridad pero para mí es igualmente satisfactorio.
Sobre pianistas vivos de mucha trayectoria hay un par más que son referentes de peso: Murray Perahia y Grigory Sokolov. Estamos hablando de artistas que superan los sesenta años de edad (Zimerman está cerca también… :))
Como veo que Schubert es de tu preferencia te recomiendo al duo Perahia/Lupu interpretando la fantasía en fa menor d 940.
Muchas gracias por contestar tan rápido. ¡Saludos!
Aquí me encuentro, paladeando la d940 por Lupu y Perahia gracias a tu recomendación 🙂
Un lujo leerte, Fernando. ¿Escribes en algún blog? ¡Saludos!
Hola nuevamente… sobre Perahia y Lupu quiero comentarte que han hecho un par de cd´s juntos (está la famosa sonata k 448 del llamado «efecto Mozart»). Los críticos los han considerado de los mejores dúos pianísticos. Espero que no abandones a Zimerman por ellos. 🙂
No escribo en blogs por la polémica que puede suscitarse; con cuestionar a Zimerman aquí ya me pasé un poco. En realidad no soy de evaluar o comparar pianistas, salvo que hablemos de fenómenos mediáticos como Lang Lang que hacen lo que quieren con las obras. El mundo de los intérpretes es muy subjetivo realmente aunque también depende mucho de lo que han dejado los grandes creadores. Tengo la ocurrencia de que un Chopin puede resultarte muy sobrecargado de notas, ¿puede ser? Por lo menos a mí me ha ocurrido eso últimamente.
Un saludo y gracias por tus comentarios.