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El día que cambió mi manera de ver el software

Cuando en marzo de 2011 asistí a la primera de las Jornadas de Software Libre realizadas en Ciudad Real, no tenía ni idea de qué trataba esto: ¿programas gratis? ¿Linux? Era un completo ignorante sobre el tema. Atender a las primeras ponencias fue como ir a un concierto en el que no te sabes las piezas. Disfrutaba la música pero no llegué a sentir la totalidad de su belleza.

Más adelante comentaré lo útiles que resultaron las primeras conferencias (lista en YouTubedescarga), pero primero me detendré en quien, de forma pausada y con acento norteamericano, sentó en mi mente las bases para que más tarde comprendiera lo que suponía el software libre.

RMS
RMS en el paraninfo del campus de Ciudad Real – Imagen por Cleto Martín alojada en Arco-UCLM

Fue el mismo Richard Stallman quien, arropado por los aplausos de los estudiantes y profesionales que llenaban por completo el paraninfo de mi facultad, explicó las cuatro libertades del software libre. Me resultó tan claro en la exposición de las ideas que sentí que tenía que unirme de inmediato a la causa.

En los días siguientes a la ponencia de Stallman recuerdo centrarme únicamente en uno de los puntos, cómo argumentando con premisas bien hiladas podríamos difundir el software libre como algo muchísimo más útil que el software privativo:

«El ser humano es imperfecto. De la misma forma que cometemos errores en otros ámbitos, nos equivocamos al escribir código para construir programas; así que lo ideal es que otra persona (o n personas) pueda o puedan revisar la obra y ver de qué manera pueden corregir sus defectos (o añadir mejoras) y enriquecerla. Todos suman al poder revisar los elementos que forman el programa, de manera que el hecho de que cualquiera pueda leer y modificar el código es esencial si queremos un software desarrollado hasta su estado óptimo.»

Pero quedarse sólo en este punto sería limitar nuestra visión sobre las ventajas del software libre. De hecho, el señor Stallman nos daría una buena reprimenda, ya que esto sería valorar únicamente los beneficios del código abierto. El software libre va más allá.

  • El hecho de que el código de un software se pueda leer, compartir y distribuir libremente no sólo hace que la comunidad se involucre en la mejora de los programas, sino que además cada uno de los participantes los pueda replicar a su manera. Entonces, la suma de todos los desarrollos personalizados hace mucho más rico el ecosistema que al principio. En una comparación con la gastronomía: si tengo la receta de un plato, puedo replicarlo y además hacerlo a mi gusto, al final cada uno habrá hecho una versión del plato que enriquecerá la cultura en torno a él.
  • No podemos perder de vista la ética a la hora de usar o producir software. Comprando o usando software libre o los servicios relacionados contribuimos a una sociedad más justa y ecuánime en cuanto a oportunidades: la innovación producida en entornos cerrados, esto es, software con licencia privativa o programas enfangados de patentes dan como resultado que la propagación de las ideas y ventajas producidas por las características innovadoras del software sea mucho más lenta. Por el contrario, en entornos abiertos con software libre la sociedad se beneficiará de las ventajas de la innovación mucho antes ya que la tecnología se propagará mucho más rápido.
  • Tampoco podemos olvidar que en el caso del software privativo, la empresa detrás del programa o una tercera parte puede abusar del control hacia el usuario. Volviendo a la comparación gastronómica, ¿te fiarías de un plato del que no sabes ni su composición ni cómo está hecho? Por desgracia, no hay que irse muy lejos para encontrar casos en los que determinada empresa se aprovecha de la opacidad de su software privativo para ocultar funcionalidades no deseadas. En el caso de la privacidad del usuario tenemos un ejemplo claro.

Estos puntos sintetizan lo que he aprendido a lo largo del tiempo desde que asisití a la ponencia de Stallman hasta ahora, pero como el propio software libre, habrá un significado y unas ventajas para cada uno. Lo que me queda claro es que gracias a los organizadores de las Jornadas de Software Libre añadí un grado de libertad a mi manera de ver el mundo.

A pesar de los dos años que han pasado desde las conferencias, los fundamentos de lo explicado en ellas sigue vigente, mejor o peor en según qué casos particulares. Todos los vídeos se grabaron y editaron usando software libre y puedes descargarlos para tu escritorio o bien visualizarlos en YouTube. Ya sean aquellas ponencias con un enfoque práctico (diseño con InkScape, Gimp, Blender; composición musical, desarrollo con Nintendo DS, seguridad informática) o bien las que se centran más en conceptos teóricos o filosóficos, recomiendo encarecidamente su visionado, no tienen ningún desperdicio.

Agradecimiento

Escribo este post gracias a los organizadores de aquel evento: la Escuela Superior de Informática de Ciudad Real y CRySol. Sin ellos quizá el rumbo de mis acontecimientos vitales hubiera sido distinto: no trabajaría en Territorio creativo de no ser por la amplitud de miras que me otorgó haber escuchado a estos adalides de la libertad. ¡Gracias también a Cleto Martín por pasarme los enlaces adecuados y formar parte de los organizadores que menciono!

3 respuestas a «El día que cambió mi manera de ver el software»

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