Esta novela no se limita a contar la historia de su protagonista sino que nos pone en su lugar, está narrada desde su punto de vista: vemos a través de sus ojos, crecemos con ella y vamos a sentir su mismo orgullo, nostalgia, alegría, tristeza, toda una miríada de emociones que recorren su divinidad y su persona.
Hay una escena en particular que cada vez que la recuerdo noto cómo los ojos se me enturbian por las lágrimas incipientes. Esta reseña está libre de spoilers, solo diré que en mi vida personal el suceso que relata esa escena no me ha pasado aún, pero ojalá ocurra algún día: «No todas las lágrimas son amargas» – que diría Tolkien.
¿Quién es Circe? La respuesta la encontramos precisamente en la trama del libro, que transcurre entre diversos acontecimientos de los mitos de la Antigua Grecia.